El fenómeno del apostolado rural se desarrolló en la provincia de Albacete durante la década de los sesenta, como consecuencia de la formación de jóvenes seminaristas en el recién creado seminario superior de la diócesis. En dicho seminario confluyeron las nuevas tendencias aperturistas del Concilio Vaticano II y profesores con vocación renovadora como Ramón Roldán y Alberto Iniesta, cuyas enseñanzas y visión de la Iglesia y la sociedad, facilitaron que un pequeño grupo de jóvenes sacerdotes inquietos, “sotanas rebeldes”, dedicasen su recién estrenada actividad pastoral a la denuncia de las injusticias y el desamparo que sufría el mundo rural. Dieron así carta de naturaleza al Movimiento Rural de Adultos (MRA), rama de Acción Católica que bebía de las experiencias urbanas de la HOAC y JOC (Hermandad Obrera de Acción Católica y Juventud Obrera Cristiana), pero centrada en los problemas rurales de la provincia protagonizados por la emigración, la pobreza, la marginación y la explotación.
El primer núcleo del MRA lo encontramos en Nerpio, zona aislada en la Sierra del Segura, pero pronto proliferaron nuevos grupos en otros municipios como Villamalea, Fuentealbilla, Alcalá del Júcar, Hellín, Elche de la Sierra o Yeste. Los sacerdotes que recalaban en estas zonas actuaban desde un compromiso claro en ayuda y concienciación de los habitantes de los núcleos de población rural. Para ello utilizaban las reuniones en las parroquias, donde se les asesoraba sobre cuestiones relacionadas con su actividad laboral, siempre complicada por la precariedad, la estacionalidad y la ignorancia sobre la legalidad y la burocracia; pero también acompañando a los numerosos temporeros en sus salidas hacia tierras andaluzas (campaña aceitunera), francesas (vendimia), murciana (conserva) o levantinas (camareros). Antes de que algún sindicato pudiese auxiliarlos, este tipo de trabajadores pudo contar con la ayuda de estos sacerdotes, que llegaron a compartir incluso con los temporeros las mismas experiencias en el tajo. Por supuesto, la precariedad de la emigración fue severamente criticada en las homilías de pueblos de Elche de la Sierra y Yeste, lo que fue interpretado por las autoridades como un acto hostil que buscaba el socavamiento del régimen. En Villamalea la policía informó en 1974 que charlas de carácter extra-sindical se estaban ofreciendo a emigrantes.
En 1975 nacieron dos organizaciones de gran trascendencia. La primera fue la Asamblea Diocesana del Movimiento Rural, la cual protestó porque “no se cuenta con la clase campesina para las decisiones políticas”. La segunda, de mayor calado, fue el Centro Diocesano de Pastoral Rural-Migrante (CDPRM). Nacido en Fuensanta, su objetivo principal era coordinar la labor del apostolado rural en las campañas temporeras y la acción pastoral. En 1975 el CDPRM participó en la creación y difusión del “Boletín Informativo para Uso Interno de Trabajadores de Hostelería”, vehículo que sirvió para denunciar la explotación laboral que sufrían los trabajadores en el sector hostelero y enunciar unas condiciones de empleo dignas para orientar a los asalariados dóciles y poco formados. La distribución de este boletín provocó la detención de José Carrión Munera, uno de los sacerdotes más activos y comprometidos con el MRA. La progresiva toma de conciencia y empoderamiento de estos trabajadores, les permitió obtener algunas pequeñas victorias relacionadas con reivindicaciones laborales, pero también conocer y utilizar con eficacia sus derechos para disfrutar de ventajas sociales tan básicas como la tramitación y el cobro del subsidio de desempleo.
Todas estas actividades conllevaron algunas sanciones y multas para los sacerdotes e impulsores del apostolado rural, pero con su actuación contribuyeron a crear una ciudadanía rural consciente de su situación de marginación, del origen de esa posición, y de sus derechos, pero sobre todo más activa, participativa y dispuesta a reivindicar y transitar el camino de la igualdad en relación a los espacios urbanos. Un camino que, sin duda, facilitó la transformación política del país y su democratización.
GONZÁLEZ, D. y MARTÍN, O., “Cristianos conscientes en el mundo rural. El movimiento de curas rurales en la Diócesis de Albacete (1965-1977)”, en M. Ortiz Heras y D. González (coords.), De la cruzada al desenganche: la iglesia española entre el franquismo y la transición. Madrid: Sílex, 2011, pp. 265-290.
MARTÍN GARCÍA, O. A tientas con la democracia. Movilización, actitudes y cambio en la provincia de Albacete, 1966-1977. Madrid, Catarata, 2008, pp. 213-215.
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