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Las mujeres del bando derrotado en la guerra civil fueron víctimas de un doble proceso represivo durante la dictadura franquista. Por un lado, fueron encarceladas, fusiladas y objeto de torturas por motivos políticos, del mismo modo que los hombres, pero a la vez fueron víctimas de una violencia específica por su condición de mujeres. Sus responsabilidades no acababan, como en el caso de los hombres, en su supuesto comportamiento político, sino que se prolongaba adicionalmente hasta afectar al tipo de mujer y el modelo de feminidad que la dictadura aspiraba a erradicar. Durante la II República las mujeres pudieron ejercer por primera vez en la historia de España sus derechos políticos y acceder a ciertas libertades que les abrían caminos hacia la emancipación personal como la posibilidad de divorciarse, educarse, o incorporarse al mercado laboral. El desenlace de la guerra civil supondría un retroceso en los nuevos derechos adquiridos por las mujeres que se prolongaría durante más de cuatro décadas.

La dictadura impuso su modelo tradicional de mujer con leyes que les negaban cualquier tipo de autonomía individual y que las recluían en el ámbito doméstico, sometidas bien al marido, o bien al padre. Un ejemplo de ello lo tenemos en el Fuero del Trabajo de 1938 que afirmaba rotundamente que “El Estado prohibirá el trabajo nocturno de las mujeres, regulará el trabajo a domicilio y libertará a la mujer casada del taller y de la fábrica”. Este sometimiento de la mujer no era nuevo ni en España ni en Europa, resultando los fascismos especialmente proclives a reducir la aportación femenina a la sociedad a la procreación y la educación de los hijos. En el caso de la dictadura española, la combinación de estas posturas que buscaban devolver al hombre su antiguo y amenazado rol dominante en la sociedad moderna, con el tradicionalismo católico aliado de los vencedores en la guerra civil, resultaría especialmente fructífero para la configuración de una sociedad férreamente patriarcal.

La represión franquista también se cebó sobre los cuerpos femeninos, objeto tradicional de la venganza y la humillación de los vencedores sobre los vencidos. Otra forma de vejar a las mujeres republicanas por parte de los vencedores fue raparles el pelo y obligarlas a ingerir aceite de ricino que les provocaba una vergonzante incontinencia mientras eran forzadas a pasear por las principales calles de los pueblos o ciudades. Pero esta violencia específica contra las mujeres no terminó en la posguerra, durante toda la dictadura se llevó a cabo una dura persecución del aborto, del mismo modo que se prohibieron los métodos anticonceptivos. El propio Código Penal franquista castigaba de forma mucho más dura a la mujer que cometiera adulterio que al hombre, mientras era laxo con los delitos de violación y el uxoricidio.

La represión de la dictadura sobre la mujer a nivel nacional tiene una gran importancia pese a que tiende a invisibilizarse por sus cifras más reducidas frente a las que presenta la violencia política contra los hombres. Actualmente en la base de datos de la web Víctimas de la dictadura en Castilla-La Mancha figuran 1.342 mujeres represaliadas en la provincia de Albacete. Quince de ellas fueron ejecutadas en cumplimiento de sentencia por el régimen franquista, muchas de ellas en las tapias del cementerio municipal de Albacete. La mayoría de las mujeres fueron condenadas a prisión, la dictadura las sometió a un duro itinerario carcelario que tenía su origen normalmente en la cárcel de la localidad, pasando por la Prisión Provincial de Albacete y terminando en prisiones muy alejadas como la Prisión de Mujeres de Saturrarán, la Prisión de las Ventas en Madrid o la Cárcel de Segovia, esto suponía un doble castigo para ellas, el encarcelamiento y la distancia con sus familiares, que además en muchos casos solían abastecerlas con comida. Otras mujeres sufrieron depuración profesional, fueron procesadas simplemente por pertenecer a una profesión en concreto como es el caso de las maestras. Las acusaciones contra las primeras difieren unas de otras, como es lógico, pero destacan aquellas que las catalogan como inductoras, es decir, como “responsables morales”, de los delitos supuestamente cometidos por los hombres, lo cual era un aspecto especialmente punible para una sociedad que, como la franquista, defendía la incapacidad femenina para actuar por sí misma, pero además le permitía contraponer el modelo de mujer “roja” y por tanto depravada, frente al arquetipo de madre y “ángel del hogar” que patrocinaba. Así resulta frecuente encontrarnos con sentencias en las que las mujeres son acusadas de “alentar a las masas a que hicieran detenciones y asesinatos” o “de excitar a milicianos a cometer asesinatos”. En otras ocasiones las acusaciones eran por “responsabilidad subsidiaria”, es decir, eran detenidas, juzgadas y condenadas en sustitución de los hombres: “Encarcelada por ser la esposa de un dirigente republicano”.

Para el caso de nuestra provincia resulta llamativo el caso del municipio de Villarrobledo, donde se encuentra el mayor número de mujeres represaliadas de la provincia llegando a las noventa víctimas. Una situación que, al menos en parte, se explica por la incidencia del fenómeno guerrillero en su entorno y el auxilio, a veces directo a veces no, que muchas mujeres prestaron a los huidos. Un claro ejemplo de todo ello lo tenemos en una sentencia por agresión a fuerza armada, rebelión y atraco a mano armada contra un grupo de guerrilleros liderado por el mítico “Chichango”, en la que hasta siete mujeres resultaron condenadas por “encubrimiento de una partida de bandoleros” o por llevarles “la comida a los bandidos”.
Otros casos en la provincia de Albacete hacen referencia a mujeres que fueron procesadas por su participación directa en política, como Concepción Beltrán Mateos que fue condenada porque “su ideología era izquierdista y durante el dominio marxista se afilió al partido comunista, trabajando en la fábrica de bombas que las Brigadas Internacionales tenían instaladas en el Barrio San Antón”.

La represión que el régimen franquista ejerció sobre las mujeres, pese a ser inferior cuantitativamente a la de los hombres, tiene un enorme interés pues nos ayuda a entender algunas claves de la misoginia y la desigualdad de género que todavía caracterizan nuestra sociedad. La historia y la memoria específicamente femeninas de la violencia dictatorial constituyen igualmente una parte fundamental para la construcción de una memoria colectiva democrática y completa sobre nuestro pasado traumático.

 

Bibliografía

BORRAZ, M., “La doble represión de Franco sobre la mujer”, eldiario.es [consultado en abril de 2019].

EGIDO LEÓN, Á. y MONTES, J. J. (eds.), Mujer, franquismo y represión. Una deuda histórica. Madrid, Sanz y Torres, 2018.

LARREATEGI, T. y MARTÍNEZ, J., (ESP. 2010. 53 min) “Prohibido recordar“. Documental sobre la Prisión Central de Mujeres se Saturrarán, una de las mayores y más crueles cárceles del régimen franquista por la que pasaron un gran número de mujeres albaceteñas.

ORTIZ HERAS, M., “Mujer y dictadura franquista”, Revista de ciencias sociales, nº 28, 2006.

Víctimas de la dictadura en Castilla-La Mancha (disponible en la web)

 

Palabras clave

mujeres, represión franquista, represión de género, violencia, dictadura franquista, Segunda República, Fuero del Trabajo, Código Penal, provincia de Albacete, Villarrobledo, guerrilla, maquis

 

Fotografías

Datos de localización

Plaza Constitución, 8D, 02600 Villarrobledo, Albacete, España

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