Los resultados electorales del PCE en la provincia de Albacete

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Tras la muerte de Franco en noviembre de 1975, el gobierno presidido por Arias Navarro supuso la congelación de cualquier expectativa de reforma democrática. El talante inmovilista del primer gobierno del franquismo sin Franco fue contundentemente contestado en la calle y en las fábricas, obligando al nuevo jefe del Estado, el rey Juan Carlos, a sustituirlo a los pocos meses. El cese de Arias y el nombramiento de Adolfo Suárez en el verano de 1976 significó el inicio del proceso de transformaciones en el seno de la dictadura que culminaría en diciembre de 1976 con la aprobación en las cortes franquistas de la Ley para la Reforma Política. A finales de ese año algunos partidos y sindicatos, aunque ilegales, disfrutaban ya de cierta tolerancia por parte del gobierno, lo que les permitió incluso celebrar convenciones o congresos, como fue el caso del PSOE. Sin embargo, de esa tolerancia gubernamental fue excluido el PCE, que tuvo que esperar al 9 de abril de 1977 para ser legalizado. Desde ese momento, aunque con dificultades e incomprensiones, pudieron ya organizar una estructura pública, celebrar actos en todo el territorio, y configurar listas electorales para las elecciones convocadas para el mes de junio. Aunque tuvieron menos tiempo que el resto de los partidos, el hecho de que los comunistas hubieran logrado crear y sostener una estructura política durante la larga clandestinidad a la que les sometió la dictadura, les ayudó para poder concurrir a los comicios nacionales con una mínima presencia en gran parte de las provincias españolas.

A pesar de ello, los resultados del PCE fueron mucho más modestos de lo esperado, cediendo al PSOE el primer lugar de los partidos de izquierda. Electoralmente hablando, de poco parecían haber servido décadas de sacrificio y lucha antifranquista. A nivel nacional obtuvieron el 9.33% de los votos, posicionándose como la tercera fuerza política más votada, pero a casi cien diputados de la segunda, el PSOE (veinte diputados, frente a 118). En la provincia de Albacete reunieron el 8.03% de los votos, por debajo incluso de Alianza Popular que consiguió un 9.44%, lo que dejó al PCE sin representación parlamentaria. Aun así, consiguieron ser la primera fuerza política en dos municipios de tradición comunista como eran Madrigueras y Villamalea, obteniendo respectivamente un 51.86% y un 40.87% de los votos. En otras localidades como Mahora, Bonete y Fuensanta consiguieron igualmente unos resultados reseñables con más del 20% de los votos, convirtiéndose en el segundo partido más votado.

Aquellas primeras listas electorales por Albacete, que se hicieron públicas a finales de abril de 1977, estuvieron encabezadas por hombres como Enrique López Carrasco, José María López Ariza, José Gómez Urrea, Venancio Cuenca y Jesús Alemán. Todos ellos habían trabajado durante años en la clandestinidad del partido. Durante la campaña llegaron a reunir a unas 3.000 personas en uno de sus primeros actos legales en la ciudad de Albacete. Y en Hellín, la visita de Ignacio Gallego aglutinó a 1.500 personas según la prensa. Sin embargo, y como ya se ha señalado, apenas aglutinaron votos en su zona de influencia tradicional, La Manchuela, y la propia ciudad de Albacete.

Investigaciones posteriores han señalado diversas causas de estos malos resultados: una normativa electoral que, como la actual, no favorece la representación de las minorías (Ley d’Hont), el peso de décadas de propaganda anticomunista, que la edad mínima para poder votar fuera de 21 años, la dificultad para votar desde el exilio, los debates internos en relación a la posición del partido respecto a la URSS, y el posible distanciamiento generacional entre el electorado y unos candidatos demasiado mayores. Aunque este último no pudo aplicarse en Albacete donde predominaron los candidatos jóvenes. Después de las elecciones de 1977 el Partido Comunista modificó su estrategia para adaptarse a su propia situación, y la del propio país. El PCE, que había pasado de ser un partido clandestino a tener representación en el Congreso de los diputados, dejó atrás sus teorías revolucionarias para adentrarse en el eurocomunismo.

La siguiente oportunidad que tuvo el PCE de medirse en las urnas llegó en 1979, tras la aprobación de la Constitución, y por partida doble. El presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, anunció para el 1 de marzo las elecciones generales y el 3 de abril para las municipales. En Albacete se eligió para las listas del Congreso a López Carrasco, Venancio Cuenca, Juan Antonio Mata y Abelardo Mora. Para el Senado los elegidos fueron Pedro Bolívar, Luis Collado y José Gómez Urrea. La anterior experiencia electoral les permitió incorporar cambios para la nueva campaña, uno de ellos fue renunciar a los mítines multitudinarios para promover encuentros y conferencias más reducidos, pero más próximos a la ciudadanía. El resultado de la dura campaña electoral y de los dos últimos años de trabajo tuvieron su recompensa en la provincia de Albacete, donde el PCE pasó de tener el 8% de los votos a un 12.38%, lo significó un aumento de siete mil votos. Sin embargo, a nivel nacional tuvo un crecimiento mucho menor, resultando el incremento de apenas un 1% en relación a las anteriores elecciones de 1977. ¿Cuáles fueron las razones que explican el alto rendimiento del PCE en la provincia en comparación con el resto del país? Entre los múltiples factores pueden señalarse tres. En primer lugar, su vinculación directa con CCOO les permitió mantener un contacto eficaz con el mundo obrero. En segundo lugar, su proximidad a los movimientos sociales. Y, por último, un análisis geográfico de los votos a nivel nacional permite concluir que en el PCE aumentó el número de votos en las zonas rurales. Todo ello contribuye, al menos parcialmente, a explicar que en la provincia de Albacete el voto al PCE creciese por encima de la media nacional.

Para los comicios municipales convocados en abril de 1979 la principal dificultad fue constituir listas en todos los municipios de la provincia. Aunque no lograron establecer candidatos en todos ellos, sí pudieron hacerlo en la mayoría. De las 87 localidades la provincia, el PCE logró armar candidaturas en 79.

Los programas electorales, partiendo de las directrices nacionales, se adaptaron a las necesidades de cada municipio. Los resultados de las elecciones municipales mostraron una mayor confianza social en el PCE en los ámbitos locales. Los comunistas obtuvieron el 14.42% de los votos en la provincia, y lograron 99 concejales y 4 alcaldías, todas ellas situadas en la comarca de La Manchuela: Villamalea, Tarazona de la Mancha, Madrigueras y Villalgordo del Júcar. En Villarrobledo se situaron como tercera fuerza política empatados con la segunda, UCD. En Hellín también consiguieron la tercera plaza. El número de votos creció considerablemente en localidades como La Roda o Riópar, en este último municipio el PCE pasó de tener el 2.54% de los votos en las elecciones al Congreso de 1977, a conseguir el 34.75% en las municipales de 1979. El aumento de votos al PCE en estas elecciones municipales con respecto a las generales anteriores se debe a múltiples factores, entre ellos habría que destacar el desgaste de las prevenciones y miedos frente al comunismo, la crisis económica y el desgaste del gobierno o la progresiva moderación del PSOE.

 

Bibliografía

MOLINA GARCÍA, S., La Transición que no fue. Los Proyectos Revolucionarios y Franquistas en la provincia de Albacete, 1975 – 1982, Albacete: Instituto de Estudios Albacetenses, 2017, pp. 95-162.

 

Palabras clave

Partido Comunista, PCE, Albacete, Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Enrique López Carrasco, José María López Ariza, José Gómez Urrea, Venancio Cuenca, Jesús Alemán, Ignacio Gallego, Abelardo Mora, Pedro Bolívar, Hellín, Madrigueras, Villamalea, Mahora, Bonete, Fuensanta, Tarazona de la Mancha, Villalgordo del Júcar, Villarrobledo, La Roda, Riópar