Los resultados electorales del PSOE

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Más de 40 años después de las últimas elecciones generales de febrero de 1936, que dieron la victoria a la coalición de izquierdas del Frente Popular, los ciudadanos de este país volvieron a votar libremente y los socialistas volvieron a presentarse a unas elecciones democráticas. La convocatoria electoral quedó fijada para el 15 de junio de 1977, y tras décadas de proscripción y clandestinidad, partidos como el socialista tuvieron que reorganizar sus estructuras en un tiempo récord, diseñar la campaña y designar candidatos.

Tras apenas un año de trabajo, el comité provincial del PSOE albaceteño tuvo decidir la configuración de las listas electorales. Alfonso Guerra, secretario de organización del PSOE, hubiera deseado la designación de unos candidatos conocidos para las candidaturas al congreso y al senado por la provincia, aun careciendo aquellos de vinculaciones con Albacete. El comité provincial del partido socialista en Albacete, sin embargo, se negó a aceptar esta propuesta y elaboró las listas con candidatos locales que fueron finalmente aceptadas desde Madrid. Lo que puede parecer una muestra de fortaleza y madurez de la organización provincial, lo fue también del convencimiento aquí y en Madrid de que los resultados no serían, en cualquier caso, tan buenos como lo fueron finalmente. Después de todo, los elegidos para la lista del congreso fueron: Antonio Peinado, Francisco Delgado, José Esparcia y Juan Jiménez Ayuso. Sin embargo, y para el senado en Albacete el PSOE únicamente presentó un nombre, en una muestra de su debilidad organizativa.

Respecto al perfil ideológico desplegado por el partido para estas elecciones, hay que tener en cuenta que el PSOE todavía conservaba, y de hecho la utilizó para hacer frente al PCE, su base marxista y retórica revolucionaria. Durante esta campaña electoral, el PSOE consiguió llegar a todos los pueblos de la provincia, incluso realizando varios mítines en un mismo día. Alfonso Guerra reunió a unas 1.500 personas en un polideportivo de la ciudad de Albacete y Felipe González aglutinó más de 12.000 albaceteños en la plaza de toros de Albacete en el que fue el acto más grande de toda la campaña electoral. Pese a los grandes mítines de la campaña, a nivel provincial las expectativas del PSOE eran modestas: ser el primer partido de la izquierda, y obtener un diputado. El resultado de los comicios situó al PSOE como segunda fuerza política de todo el país con un 29.32% de los votos, tan solo superado por UCD con un 34.44%. En la provincia de Albacete las diferencias entre la primera fuerza y la segunda fueron aún menores, UCD logró el 38.1% frente al 33.22% del PSOE, por lo que se repartieron los 4 diputados en liza. En la capital lograron ser la fuerza más votada con un 37.6%, al igual que en Almansa con un 54.33%, o Hellín con un 36.24%. Por el contrario, en otras localidades como Villarrobledo o La Roda, el PSOE fue ampliamente superado por UCD. Sin embargo, los resultados de los socialistas fueron sorprendentes teniendo en cuenta que eran una fuerza política prácticamente recién creada. En el Senado, donde solo habían presentado a un candidato, Andrés Picazo González fue el más votado, superando a los dos candidatos de UCD. El liderazgo nacional de González, y el recuerdo, todavía vivo, del socialismo republicano, se antojaron capitales para explicar este resultado.

La situación en la que quedó PSOE tras estas elecciones cambió totalmente el partido, que pasó de tener 9.000 militantes en 1976 a 75.000 después de los comicios. Los socialistas se habían convertido en la segunda fuerza política del país y tenían claras posibilidades de llegar al Gobierno próximamente. Hasta el momento para la mayoría de los socialistas la política era una actividad social, pasional o ética, no una profesión, y eso es algo que va a empezar a cambiar. Ahora el partido necesitaba cuadros formados con los que poder afrontar esas aspiraciones, incluido el próximo asalto al poder local. Para lograrlo, iniciaron una importante labor de formación de cuadros y de captación de liderazgos. Una parte cualificada de esos nuevos cuadros llegó desde el Partido Socialista Popular (PSP), con José Bono y Juan de Dios Izquierdo a la cabeza. Junto a ellos se unieron parte de los militantes del PSP a las filas del PSOE provincial, entre los cuales destacan Juan Francisco Fernández, que sería posteriormente presidente de la Diputación y Carmina Belmonte alcaldesa de Albacete en los noventa. También se afiliaron al partido socialista los fundadores de Alianza Democrática por Albacete, entre los que destacaban Juan Ramírez y Damián Ferrándiz.

En 1979 España atravesaba una situación muy diferente a la de las primeras elecciones: se había aprobado la constitución y el país encaraba sus segundas elecciones generales, además de las primeras municipales. Del mismo modo que el país había cambiado, también lo había hecho el PSOE que, consciente de su superioridad electoral frente al PCE, pudo moderar notablemente su discurso y empezar a perfilarse como un partido interclasista, no de clase, sino de clases. En esta ocasión, y con unas estructuras nacionales y provinciales fortalecidas por los resultados electorales de 1977, los problemas para configurar las listas provinciales procedieron de la propia competencia interna. Quienes habían refundado el partido en 1976 reclamaron su prioridad en las listas, como en 1977; quienes se habían incorporado posteriormente desde el PSP también reclamaron su hueco en las mismas. Finalmente, las candidaturas estuvieron encabezadas por Antonio Peinado y José Bono para el Congreso, y por Francisco Delgado y Andrés Picazo para el Senado. En estas elecciones los socialistas eran mucho más optimistas, habían recorrido el país entero con grandes mítines, habían ocupado numerosas portadas en la prensa, y abundaban las encuestas favorables. Sin embargo, el resultado de las elecciones no fue el esperado y UCD volvió a alzarse como primera fuerza política a nivel nacional. En Albacete las cifras estuvieron mucho más igualadas, UCD obtuvo el 38.96% y el PSOE el 38.71% de los votos. ¿Por qué no ganó el PSOE? Una línea interpretativa alude a la moderación como causa del fracaso relativo, otra defiende que el mantenimiento de varias líneas ideológicas al mismo tiempo (obrera y moderada, revolucionaria y reformista) introdujo confusión. Algunos aluden a la potencia del discurso de UCD sobre el acuerdo constitucional.

Apenas un mes más tarde, el 3 de abril, los españoles volvieron a votar en unas elecciones municipales democráticas, una experiencia inédita desde 1931. Quizá teniendo la Segunda República como referente, los partidos de izquierda aspiraron en estas elecciones a volver a conseguir el poder desde los ayuntamientos. El PSOE concretamente se enfrentó de nuevo a las urnas con el objetivo de invertir los resultados de marzo de ese mismo año y hacerse con la victoria. Y esta vez no defraudó, el 4 de abril de 1979 el PSOE consiguió gobernar en las grandes ciudades españolas (Madrid, Zaragoza, Barcelona, etc.), y también en la ciudad de Albacete.

Tras una compleja selección de candidaturas, el PSOE logró presentarse en 83 de los 87 municipios de Albacete, para después realizar una campaña intensísima, casi de puerta a puerta. Sin embargo, en un cómputo general, los resultados provinciales arrojaron un nuevo triunfo a UCD con un 38.33% de los sufragios, mientras que el PSOE obtuvo el apoyo del 34,9% de las papeletas depositadas en los diferentes municipios, que registraron altas tasas de abstención (33% en la provincia y 37,5% en el país). Pero la victoria centrista fue apenas virtual, y rápidamente fue contrarrestada por la conquista por parte del PSOE de las principales alcaldías: Villarrobledo, Almansa y la ciudad de Albacete. Aunque la UCD logró 43 alcaldías. frente a las 31 del PSOE y 4 del PCE, la calidad de las socialistas los situaba como “vencedores”.

En el caso concreto de la capital se dio un empate a concejales, once para UCD y once para el PSOE, resultando así decisivo el apoyo de los concejales del PCE para aupar al socialista Salvador Jiménez a la alcaldía. Estos pactos entre fuerzas izquierdistas proliferaron en otros municipios de la provincia, y del país, comprometiendo así el acceso de UCD a la dirección de instituciones locales.

La “puntilla” para UCD llegó con la derrota en la Diputación provincial de Albacete, que también escaparía así a su control. La distribución del voto en los partidos judiciales arrojó un resultado de empate a diputados, doce para la suma del PSOE (10) y PCE (2), y doce para UCD. La falta de acuerdo condujo a tener que aplicar un particular resquicio legal que permitía dirimir de qué lado caería la presidencia. El artículo 8 de la ley electoral de 1978 del 21 de junio establecía que, en caso de empate, se tendría que proclamar como presidente de la Diputación al diputado más longevo. Cayó así la Diputación en manos del PSOE, que presentó a Estanislao Valero, de 83 años, a la dirección de la institución.

Tras las locales de 1979 el poder institucional alcanzado por el PSOE en Albacete fue de una notable envergadura, lo que a diferencia de lo que sucedió con UCD, contribuyó decisivamente a su visibilidad como gestores, a la formación de cuadros con experiencia, y a su consolidación como organización. Circunstancias, todas ellas, que sin duda aportarían a la victoria electoral de octubre de 1982.

 

Bibliografía

MOLINA GARCÍA, Sergio, La construcción de la democracia, Albacete, Altabán, 2017, pp. 67-144.

 

Palabras clave

Partido Socialista Obrero Español, PSOE, Partido Socialista Popular, PSP, UCD, ADA, elecciones generales, elecciones municipales, Frente Popular, Congreso, Senado, Francisco Delgado, José María López, Antonio Peinado, Francisco Delgado, José Esparcia, Juan Jiménez Ayuso, Andrés Gómez Picazo, Alfonso Guerra, Felipe González, José Bono, Juan de Dios Izquierdo, Juan Francisco Fernández, Carmina Belmonte, Juan Ramírez, Damián Ferrándiz