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La celebración obrera del Primero de Mayo tiene su origen en Estados Unidos, concretamente en la ciudad de Chicago, donde la American Federation of Labor eligió esa fecha en 1884 para organizar una jornada reivindicativa por las ocho horas de jornada. Lógicamente aquellos sindicalistas jamás pudieron imaginar la trascendencia internacional de aquella decisión, que comenzó a consolidarse tras la ejecución, en 1887, de varios trabajadores acusados de actividades terroristas tras un juicio plagado de irregularidades. ¿Por qué el primero de mayo? Porque en Estados Unidos, tradicionalmente, era la fecha en la que se terminaban los contratos y se iniciaba un nuevo ciclo laboral.

En la lejana Europa, diferentes acuerdos tomados en los congresos del socialismo internacionalista, sancionaron también el primero de mayo como símbolo de la lucha y la solidaridad internacional de los trabajadores. Así pues, y desde 1889, el 1º de mayo se vive como una jornada de lucha y de reivindicación de los trabajadores.

En España la lucha reivindicativa del trabajador fue en paralelo a la de otros lugares del mundo, y celebró su primer “Primero de Mayo” en 1890, desarrollándose a partir de entonces con un formato dividido entre la protesta y el componente lúdico y festivo. Con la llegada de la dictadura franquista la celebración obrera sufrió una profunda resignificación. El régimen dictatorial salido de la victoria en la guerra civil prohibió la celebración del 1º de mayo, estableciendo el 18 de julio, día de la sublevación, como el de la “Fiesta de Exaltación del Trabajo”. Una exaltación que, en buena lógica con los postulados del autoritarismo fascista, aludía a la armonía de intereses entre las clases sociales, al paternalismo del Estado, y a los orígenes castrenses del régimen. Pese a querer imponer una nueva significación al Día del Trabajo, el franquismo no pudo subvertir del todo la que ya era una tradición obrera, que vino a encontrar en la doctrina social de la Iglesia un inesperado aliado. En 1955 el papa Pio XII proclamó el 1º de Mayo como día de San José Artesano o San José Obrero. Esta acción, marcada por el contexto de la Guerra Fría, pretendía otorgar un sentido cristiano a una fecha “vinculada al marxismo internacional”.

En 1956 la Iglesia católica convocó una manifestación en Milán bajo el lema “Obreros de todo el mundo, unámonos en Jesucristo”, a la que acudieron representantes del Sindicato Vertical español y de Acción Católica (HOAC y JOC principalmente). España se adhirió a esa festividad a través de la Orden del Ministerio de Trabajo del 27 de abril de 1956. El primero de mayo de 1956 volvía a celebrarse en España.

Aprovechando el canal que ofrecía la Iglesia, muchos trabajadores empezaron a utilizar el día de San José para la recomposición del activismo obrero reivindicativo. Desde finales de los años cincuenta, y principios de los sesenta, el PCE y CCOO convocaron puntualmente a sus simpatizantes a manifestaciones que, aunque se limitaban las más de las veces a pequeñas concentraciones frente a edificios oficiales, estaban cargadas de intención y simbolismo. Por los mismos años, tanto la Hermandad Obrera de Acción Católica como la Juventud Obrera Católica también comenzaron a trabajar por la dignidad y los derechos colectivos de los trabajadores, denunciando las injustas estructuras del verticalismo franquista. La colaboración entre ambos movimientos, el obrero y el católico, contribuyó a la recuperación del significado original del Primero de Mayo en nuestro país en plena dictadura.

Tras la muerte de Franco e iniciado el proceso de reforma democrática, la festividad obrera fue prohibida para los años 1976 y 1977. Pese a ello, y desafiando la proscripción, importantes concentraciones salpicaron toda la geografía española, que se saldaron con cargas policiales y detenciones a pesar del carácter pacífico de los celebrantes. La ciudad de Albacete fue testigo de estos acontecimientos, y las serenas protestas en los alrededores de la plaza de toros fueron reprimidas por el gobernador civil. Hubo que esperar hasta 1978 para que en Albacete, como en toda España, pudiera celebrarse un Primero de Mayo legal, autorizado y sin violencia gubernamental. En esa fecha, numerosas manifestaciones festivas recorrieron la provincia albacetense. En Almansa más de mil trabajadores se manifestaron desde la Plaza San Roque hasta la Plaza de la Constitución. Hellín, Madrigueras, Barrax, La Roda, Ayna, Tobarra, Villarrobledo y Villamalea hicieron lo propio. Sin embargo, localidades como Tarazona de la Mancha y Alpera se vieron privadas de la festividad debido a que las solicitudes de la concentración se emitieron tarde.

En la ciudad de Albacete se vivió la concentración más importante de la provincia. Bajo una intensa lluvia se manifestaron tres mil personas, siete mil según las centrales sindicales que convocaron la marcha: Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores. Los citados sindicatos contaban con el apoyo de la Unión Sindical Obrera y la Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores, así como del Partido Comunista de España y del Partido Socialista Obrero Español. La protesta, que se desarrolló sin incidentes, tuvo como lema “Primero de Mayo en libertad, devolución del patrimonio sindical. Ley de acción sindical en la empresa”. Además, se corearon numerosas proclamas reivindicativas del tipo “paro no, trabajo sí” o “libertad sindical”. Cabe destacar que las autoridades policiales retiraron una pancarta donde se podía leer “Viva la República”, evidenciando así las debilidades de la libertad de expresión con según que temas.

El balance general del primero de mayo legal estuvo marcado por la fuerte lluvia que azotó la provincia, factor que condicionó la asistencia de muchas personas. Aun así, la fuerza mostrada por las centrales sindicales reflejó que la ciudadanía estaba dispuesta a luchar por sus derechos y por la democracia; hecho que se ratificó en 1979 con el incremento de la participación en las protestas.

 

Bibliografía

BABIANO MORA, J. 1 de mayo. Historia y significado. Albacete, Altaban, 2006.

HERNÁNDEZ PIQUERAS, J. L., Los movimientos sindicales y la lucha social en Almansa. II De la derrota de la República a la consolidación de la democracia. Albacete, Altaban, 2011, p. 104-110.

LÓPEZ, F. “Tres mil obreros, en la calle”, en La Verdad, 02.05.1978.

 

Palabras clave

Primero de mayo, Día del Trabajador, Día de San José Artesano, Comisiones Obreras, Unión General de Trabajadores, Unión Sindical Obrera, Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores, legalización, Albacete, Almansa, Villarrobledo, Hellín, Villamalea, Tobarra, Ayna, Barrax, Madrigueras, La Roda, Tarazona de la Mancha, Alpera

 

Fotografías

Datos de localización

Jardinillos, Avenida Arquitecto Julio Carrilero, Albacete, España

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