Grafitis de las Brigadas Internacionales

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Entre 1936 y 1938 la ciudad de Albacete acogió el cuartel general de las Brigadas Internacionales, el cuerpo de voluntarios extranjeros que luchó al lado del gobierno republicano durante la guerra civil, existiendo emplazamientos adicionales en localidades próximas como La Roda, Tarazona de la Mancha y Madrigueras. Del paso de aquel heterogéneo contingente de hombres no se conservan demasiadas huellas más allá de un puñado de edificios y parajes recogidos en otra ficha. Pero entre los vestigios más curiosos que todavía hoy pueden contemplarse, sin duda destacan un puñado de “grafitis” realizados por aquellos voluntarios.

Algunos de ellos se localizan en el castillo de Almansa, lugar en el que las Brigadas Internacionales se instalaron desde la temprana fecha del 20 de octubre de 1936 para conformar un contingente permanente bastante numeroso, de unos setecientos hombres que se alojaron en las Fuentecicas, casas particulares, la iglesia de la Asunción, el convento de los Franciscanos y el de las Agustinas. Los grafitis realizados por los brigadistas se ubican sin embargo en la famosa fortaleza almanseña, que sirvió como antaño de puesto de vigilancia, y más concretamente en el interior de la torre del homenaje. Algunos son antropónimos garabateados que marcan o bien el apellido del autor en solitario o precedido por la sigla de su nombre como son el caso de los grafitis de Evanoff y de P. Gregori. En otras ocasiones indican un topónimo que permite conocer la procedencia del brigadista, como el de tres apellidos escritos junto al topónimo Toronto y la sílaba CA, abreviatura de Canadá. Se han encontrado también apellidos de procedencia búlgara, italiana o germánica. También se conservan dos grafitis de dos norteamericanos que no pertenecieron a las Brigadas Internacionales pero que sí participaron en el conflicto a favor del gobierno republicano, ambos de San Francisco.

Pero los voluntarios internacionales no fueron los únicos que dejaron su huella en los muros de la fortaleza. Algunos efectivos del ejército republicano también estuvieron allí y quedó reflejado de este modo: “Aquí en el año 1937, por junio, entraron tres oficiales de artillería en Campaña, para servir en la lucha contra el fascismo”. Quien lo escribió pretendía claramente remarcar su compromiso ideológico. Pero no solo combatientes republicanos pasaron por el castillo, de modo que otros grafitis demostrarían la presencia de carlistas como Antonio Porcar que dejó la inscripción de “Viva (sic.) los carlistas”, junto al emblema requeté de la Cruz de Borgoña sobre el águila bicéfala coronada.

Otra localidad albaceteña en la que también dejaron huella a través de sus grafitis los brigadistas es Madrigueras, una de las poblaciones que fueron base militar de las Brigadas Internacionales. Para su alojamiento se utilizaron diferentes edificios entre los que destaca el de la iglesia, que sirvió de prisión preventiva para arrestar a los brigadistas generalmente por faltas leves. La presencia de los mismos quedó reflejada en los muros del templo a través de una serie de inscripciones que, lamentablemente, fueron eliminadas hace unos años. Entre todos los grafitis destacaba uno escrito en alemán que consta de 25 líneas de las cuales algunas no se conservaban en buen estado. Se trata de un poema de los conocidos como “poemas desde la trinchera” y recuerda al poema Durmiente del valle de Arthur Rimbaud. En el poema, de autor anónimo, puede adivinarse una alusión al bombardeo efectuado por la Legión Cóndor sobre Albacete la noche del 19 de febrero de 1937:

Los gritos de la madre los oye Franco —
Estallidos por aquí, estallidos por allá. ¡Cuánto horror y dolor!
Terminado el crimen, se encontraron los cadáveres de los
pequeños
entre ellos también tu madre—
no sólo tú eres un huérfano cuyos padres han caído,
miles de niños han sufrido el mismo destino.
No pierdas el ánimo y levántate.
Sigue luchando: no dejes rienda suelta a tu dolor.
¿Oyes el zumbido de los motores enemigos?
¡Hay que luchar, no hay nada perdido!
Nuestro ardiente odio no cesará
Hasta acabada la última ignominia

Anónimo

La mayoría de los grafitis fueron simples firmas, nombres garabateados escritos de manera improvisada, otros, sin embargo, eran manifestaciones ideológicas, denuncias, expresiones poéticas o modestas composiciones artísticas. En cualquier caso, representan una serie de gestos anecdóticos y cotidianos expresados libremente que teniendo en cuenta el contexto de guerra civil en el que se realizaron aumenta su valor como fuente de información histórica.

 

Bibliografía

GIL HERNÁNDEZ, E. R. “Brigadistas Internacionales, artilleros, anarquistas y legionarios. Algunos grafitis de la guerra civil española localizados en el Castillo de Almansa (Albacete)” en SÁNCHEZ SÁNCHEZ I. (Coord.), Las Brigadas Internacionales. 80 años después. Albacete: Instituto de Estudios Albacetenses, CEDOBI, 2019, pp. 193-220.

SELVA INIESTA, A., “Los graffiti de la iglesia de Madrigueras (Albacete): Poemas del calabozo”, Cultural Albacete, nº. 4 (2005), pp. 17-18.

 

Palabras clave

grafitis, Brigadas Internacionales, guerra civil, Castillo de Almansa, carlistas, Madrigueras, iglesia, poema