Damián Ferrándiz Flores nació en Madrid en marzo de 1931 pero pasó la mayor parte de su infancia en el municipio albaceteño de Balazote, al que Ferrándiz consideraba su pueblo, y en el que vivió hasta los nueve años. En una entrevista para el diario La Verdad rememoraba aquella época agradablemente con la excepción de algunos momentos duros durante la guerra civil y la posguerra. Sobre esta última recordaba “el pan de maíz, aquellos inviernos tan fríos de Albacete, las escaseces, las privaciones”. Posteriormente vivió en la capital donde estudió bachiller en Escolapios y se trasladó a Valencia para estudiar Medicina, sin embargo acabaría licenciándose en la universidad de Madrid y haciendo la especialidad de tocología durante cinco años en el Hospital de la Cruz Roja.
Tras ese periplo formativo se asentó en Albacete, donde trabajó en el Sanatorio del Rosario y se convirtió en un médico ginecólogo muy conocido en la ciudad, circunstancia que unida al hecho de provenir de una familia bien posicionada y considerada le permitieron presentarse por el tercio familiar en 1973 y ser designado concejal en el ayuntamiento de Albacete. Damián Ferrándiz justificaba su candidatura al ayuntamiento franquista porque los profesionales no podían dar la espalda a los asuntos políticos, además de que no le guiaba “ningún móvil político o económico, sino el profundo cariño que tenía a Albacete”. El resultado de aquellas “elecciones” municipales por el tercio familiar de 1973, si demostró algo fue la popularidad de Ferrándiz, que se convirtió en el candidato más votado. Pese a formar parte de un ayuntamiento dictatorial y a no haber sido elegido democráticamente, ante la pregunta de si la elección del alcalde debía de recaer o no en los ciudadanos, Damián Ferrándiz, situado en el sector más aperturista del ayuntamiento, tenía claro que todo el poder debía recaer en el pueblo (La Verdad, 14 de noviembre de 1973).
Fue precisamente ese carácter aperturista y demócrata el que llevó a Damián Ferrándiz a formar parte de la facción aperturista del municipio de Albacete, y después a ser uno de los precursores del grupo político de Alianza Democrática Albacetense (1976), cuya premisa era la democratización integral de la provincia. Según Ferrándiz, ADA nació “como un germen de una serie de personas que por nuestro talante nos impusimos el deber de ser un poco la voz moderadora y sensata en el juego de la política local”. Como el propio Ferrándiz destacaba, el hecho de que no hubiese un partido de centro provocó la aparición de este grupo, pues “entre la gente que levanta el brazo y levanta el puño, existía un vacío, una falta de opciones que, si queremos que la política de Albacete sea equilibrada, no tenemos más remedio que llenar”.
En abril de 1977, y de cara a las primeras elecciones generales democráticas después de la dictadura, ADA se presentó en coalición con el Partido Socialista Popular (PSP) y la Federación Democrática Cristiana (FDC), estrategia a la que siempre se mostró favorable Damián Ferrándiz. Su progresivo e indisimulado acercamiento al Partido Socialista Obrero Español le ocasionó críticas, algunas por su extracción social. Él mismo reconocería en La Verdad cómo “me he encontrado con la incongruencia de ser –por familia- de Alianza Popular; por ingresos de UCD y por ideas, socialista”.
Con la desintegración de ADA, el antiguo concejal Damián Ferrándiz, recibió ofertas para formar parte de prácticamente todas las candidaturas, desde AP hasta del PSOE. Finalmente, Damián Ferrándiz, al igual que otros miembros de ADA como Joaquín Íñiguez o Juan Ramírez, pasó a formar parte del PSP, en un primer momento, para después hacerlo del PSOE tras su unión en 1978.
MARTÍN GARCÍA, O. J., Albacete en transición. El ayuntamiento y el cambio político, 1970-1979, Albacete: Instituto de Estudios Albacetenses, 2006, pp. 85-209.
MOLINA GARCÍA, S. La construcción de la democracia. Activismo político de la UCD y del PSOE durante la transición en la provincia de Albacete, 1976-1982, Albacete: Altabán, 2017, pp. 29-43.
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