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Juan Silvestre Miñana vivió en la ciudad de Valencia donde ejerció la abogacía. Con anterioridad a la sublevación militar de julio de 1936 había militado en Acción Popular. Llegó a la alcaldía de Albacete con 50 años en octubre de 1946, puesto que ocupó hasta febrero de 1949. Además de ejercer su profesión de abogado también fue el gerente de la compañía eléctrica que suministraba energía a la ciudad de Albacete “Electra Albacetense”, cuyas oficinas se encontraban en la calle Pablo Medina, en el número 4. Es destacable el hecho de que además del alcalde, Silvestre Miñana, otros importantes miembros del poder local fueran también consejeros en la misma industria eléctrica, Ciller Ochando y Ramón García Quijada, ambos presidentes de la Diputación.

Silvestre Miñana destacó en su discurso de toma de posesión que no era merecedor del cargo de alcalde por considerarse “incapaz para regir los destinos de este municipio, donde a diario se presentan problemas de gran envergadura para cuya resolución ha de verse muchas veces torturada mi pobre inteligencia”. Sin embargo, pese a considerarse incapaz para la alcaldía, aceptó el cargo que le propuso el nuevo gobernador civil, Rodríguez Acosta, para su primera gestora en octubre de 1946.

En el mismo discurso, el propio Silvestre Miñana también reconocía que los únicos méritos que, a su juicio, podía aportar a la alcaldía de Albacete eran su “honradez, mi hombría de bien y mi laboriosidad en el trabajo” y que su principal objetivo como alcalde era “el engrandecimiento de Albacete”. Al mismo tiempo reconocía que llegaba al ayuntamiento “sin programa concreto a desarrollar”, una frase que en la actualidad puede parecer extraña, pero que fue una expresión frecuente durante la dictadura para marcar diferencias con etapas anteriores, cuando los políticos eran elegidos en base a promesas electorales.

Pese a la falta de un programa de acción, Silvestre Miñana tenía claro que Albacete tenía dos problemas que destacaban por encima del resto, el abastecimiento de aguas y el restablecimiento del crédito municipal. Este último era un problema recurrente en todas las gestoras desde el primer alcalde de Albacete impuesto por el régimen, Paulino Cuervas Mons. Ahora, casi diez años después, la ciudad de Albacete seguía en quiebra. Silvestre Miñana, al igual que sus predecesores, no pudo resolver el problema económico del ayuntamiento, marchándose de la alcaldía en febrero de 1949. Su sustituto, el polémico Fulgencio Lozano Navarro, y el resto de la corporación (que a partir de ese año dejó de denominarse gestora) fueron seleccionados mediante el procedimiento orgánico de elección por tercios, consistente en que un tercio de los concejales era designado por votación de cabezas de familia, otro por entidades y corporaciones, y otro por el sindicato vertical. Todo ello, naturalmente, bajo la férrea vigilancia de las candidaturas por el gobierno civil.

 

Bibliografía

GONZÁLEZ MADRID, D. A., Los hombres de la dictadura. Personal político franquista en Castilla-La Mancha, 1939-1945. Ciudad Real: Biblioteca Añil, 2006, pp. 239-240.

GONZÁLEZ MADRID, D. A., Castilla La Mancha en “camisa azul”: la implantación de la dictadura franquista, 1939-1945. Tesis doctoral, Universidad de Castilla-La Mancha, 2004, pp. 531-534.

 

Palabras clave

Juan Silvestre Miñana, ayuntamiento, alcaldía, Valencia, guerra civil, Acción Popular, Electra Albacetense, Ciller Ochando, Ramón García Quijada, Rodríguez Acosta, Paulino Cuervas – Mons, Fulgencio Lozano Navarro

 

Fotografías

Datos de localización

Paseo la Libertad, 2, 02001 Albacete, España

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